Una vida llena de experiencias; una historia que contar
- Valeria López G.
- 10 abr 2018
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 12 abr 2018

Francisco Javier Martínez es una persona feliz, agradable, tranquilo, vive junto a su esposa y tres hijos. Trabaja a diario en el Tecnológico de Monterrey donde da cursos a los estudiantes de periodismo y comunicación.
Es originario de Cuatro Ciénegas, Coahuila. Desde muy pequeño le interesó estudiar y educarse. Siempre estuvo intentando cosas nuevas y eso se nota desde que él era muy joven ya que, en Monclova estudió la secundaria y prepa. Sin saber que en algunos años se mudaría a Monterrey.

El tema de la educación es de suma importancia para Francisco. “Fuí el primer egresado de mi familia. Todos eran rancheros y se querían dedicar a la ganadería, granja y agricultura. Para ellos eso era padrísimo, para mí no, yo ya traía otras cosas que se me fueron dando con el tiempo”, expresó.
Esta idea me llevó a tocar el tema del apoyo que recibió de su familia al querer estudiar periodismo. Francisco me explicó que definitivamente contó con el apoyo de sus padres. “Mi papá andaba muy insistente y él me condujo, me aconsejo demasiado en todo este proceso. Hasta incluso me ayudó a decidir a cual universidad entrar”, comenta antes de soltar una ligera sonrisa dotada con nostalgia.
También, explica que esta decisión no fue sencilla para él ya que, no se decidía a cual universidad quería ingresar. Estaba entre la UANL o UNAM. “De Repente mi papá me dijo ‘¿a dónde te quieres ir? Digo no importa cual escojas, voy a pagar lo mismo en las dos escuelas’”. Menciona que siempre le llamó la atención México, pero después de investigar un poco, seleccionó Monterrey.

Cuando le pregunté el por qué decidió estudiar esta carrera, 'en un tono más serio' me contestó que esto era algo que tenía muy claro desde pequeño. Recordó que leía mucho la prensa y le encantaba. “Siempre me veías hablando sobre noticias con mis amigos. Además, me gustaba mucho el trabajo periodístico de Gabriel García Márquez y después de leer El Relato de un Náufrago, pensé ‘guau yo quiero ser así’”, señaló con felicidad.
Al igual, relata que siempre le ha apasionado estar al pendiente de lo que sucedía en el mundo, hasta hoy en día. Aunque, la trayectoria de Francisco ha sido todo un proceso para él, donde se llevo muchas sorpresas y poco a poco fue aprendiendo más sobre la profesión.
“Tuve la oportunidad de estudiar en la UANL con excelentes maestros y estaba rodeado de increíbles periodistas como Francisco Cerda Muñoz, Jorge Villegas, entre otros”. Al igual, indica que al terminar la licenciatura en 1979, inmediatamente en 1981 empezó a estudiar la maestría en comunicación en la misma universidad.
Para Francisco, el haber estudiado la maestría fue una de las mejores experiencias. “Había un convenio con los profesores de la universidad de Texas y conviví con increíbles personas que me ayudaron en el desarrollo de mi profesión y persona”. Recuerda con gusto a dos profesores que lo inspiraron mucho: Carlos Sánchez y Kurt Newitts. Describe que con Sánchez, abrió su mente y lo introdujo a la comunicación de política e investigación. Por otra parte, narra que Newitts, era un norteamericano que lo “coucheaba” mucho y siempre le echaba porras, se hicieron muy cercanos.
No obstante, se dio cuenta que no era suficiente su licenciatura, si se quería dedicar a la investigación tenía que aprender a manejar los datos. “Me metí a estudiar estadística, métodos y saber cómo utilizar la computadora. En ese entonces casi nadie le sabía, fue todo un reto”. Asimismo, recalcó que ha sido una persona muy afortunada ya que, pasó de ser a un personaje que no le importaba la investigación a uno que ahora le apasiona.

Al preguntarle sobre su experiencia en convertirse en un miembro en el Sistema Nacional de Investigadores de CONACyt Nivel 1, me respondió con emoción. “Fue una experiencia muy padre que me dejó demasiadas cosas y aprendí mucho”. Incluso, me comentó que posteriormente incursionó en la Conformación del Consejo Nacional de Acreditación de Escuelas de Comunicación, donde fue presidente y fundador entonces ya tenía algo de práctica y esto le facilitó las cosas.
Francisco es una persona humilde y dedicada a su trabajo. Cuando le pedí que me compartiera cómo se sentía con todo lo que había logrado a través de su carrera profesional y sus reconocimientos, me respondió con seriedad “¿Cuales reconocimientos? Esto es parte del trabajo que tenemos que hacer todos. Yo siempre estoy trabajando en el Tec. Tengo casi 25 años aquí. A mi no me interesa estar en las fiestas ni en las celebraciones”.
Sin embargo, 'para Martínez' lo más importante es estar con su familia. Cuenta que al terminar el trabajo él se va a su casa con su esposa con quien lleva 32 años de casado y sus hijos que ya son todos unos profesionales. “Yo me siento muy orgulloso de mis hijos, mi esposa y familia. Ahí es donde esta mi satisfacción de todo mi trabajo”, dijo muy entusiasmado.
Hablar de riesgos con el maestro no es difícil, es alguien que le gusta conocer y es curioso. “A mi me han puesto cosas así de repente y yo creo que es bien importante siempre decirle sí a todo. Es de la única manera en la que irás para adelante y aprendiendo. Hay que darnos la oportunidad de crecer en otras cosas y ámbitos”.
Así concluye la entrevista, con un Francisco que se considera alguien que pone mucho esfuerzo en su trabajo y alumnos, ya que para él es importante enseñar y mejorar la profesión. Me queda claro que la historia de un maestro como él no quedará en el olvido.
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